Nosotros y ellos (el burro adelante…)
Digo, no porque nos espantemos, ya que la mayoría de los que alguna vez militamos (o los que lo seguimos haciendo) en el peronismo, no nos vamos a asustar de nada en esta democracia. Sino por una cuestión de las responsabilidades que nos competen.
Si, me refiero (cuándo no) al Movimiento Peronista.
Después de todo, no le vamos a pedir a Menem o a Duhalde que revitalicen el movimiento, si ellos fueron –entre otros- los que lo desarticularon.
Por eso, internamente, hoy se abre o debería abrirse, una diferencia interna. Hay dirigentes del peronismo que ya han planteado lanzarse a una renovación “profunda”, para revitalizar el partido. Francamente, me parece bien. Es absolutamente necesario.
Pero sé que allí se darán las divergencias entre qué es “revitalizar”, para nosotros, y qué para ellos.
Para “nosotros”, el partido sigue siendo sólo una herramienta electoral. “Revitalizarlo” significa, en todo caso, abrir el camino al nunca producido “trasvasamiento generacional”, que se desarrollen nuevos cuadros partidarios, que puedan los jóvenes acceder a las listas, que esas listas dejen de ser sábanas kilométricas repletas de desconocidos y poco más, porque sabemos que el partido nunca podrá expresar ninguna definición estratégica válida que no sea impulsada por el movimiento. Y hoy el movimiento no existe orgánicamente.
Para “ellos”, el partido lo es todo. De él dependen para existir políticamente. No conciben otra forma de vivir que no sea a través de cargos partidarios, electivos o ejecutivos. Muchos de ellos se han hecho millonarios gracias al peronismo, con la salvedad de que insisten en autorreferenciarse como “justicialistas” (les parecerá que queda más fino).
Algunos otros dirigentes, pocos, todavía siguen convencidos de que la política tiene un único objetivo que es el bienestar del pueblo, y han tragado sapos durante años para llegar a donde están: Gobernadores, Diputados, Senadores, que han logrado resistirse a costa de canas a la liberalización de los 90, y que ahora ven llegado el momento de retomar el camino peronista. Y que también son -claro está-, “nosotros”, aunque ocupen cargos partidarios.
Con esos pocos -más todos nosotros-, llega el momento de resignificar el peronismo. Y el peronismo, para “nosotros”, es el Movimiento. Porque el Partido no nos sirve para nada si el movimiento no existe. Y el movimiento no nos servirá si no recobra las banderas de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política.
Si, ya sé que hay compañeros que han quedado deslumbrados con las elecciones, y que ya se sienten como si volviéramos al 46. Pero el mundo es otro. La historia ha cambiado, y las derrotas nos han aggiornado, tal vez más de lo conveniente.
Algunos gobernadores, como Mario Das Neves, Celso Jaque, Manuel Urtubey, han comenzado a reunirse con un concepto claro: los gobiernos deben servir a los pueblos. Inclusive, algún vocero de ese sector ya ha lanzado la noción de “poskirchnerismo”. Son aquellos que, al igual que “nosotros”, hemos atravesado las últimas décadas sin sumarnos activamente a los “ismos” internos, y defendiendo a rajatabla el “yo soy peronista”, en el convencimiento de que las jefaturas coyunturales son solamente partidarias, y que responden a un contexto histórico que, mientras el Movimiento no logre condicionarlas, siempre nos superará.
Para “nosotros”, ha llegado el momento de la verdad: si vamos a demostrar que el peronismo todavía existe, es la época correcta. Si queremos que este octavo gobierno peronista que se inicia el 10 de diciembre modifique definitivamente la realidad del país, convirtiéndolo en una Nación dentro de la Patria Grande Latinoamericana, debemos comprender que la responsabilidad de lograrlo no reside ni en Cristina Kirchner, ni en sus ministros.
Recae exclusivamente en los esfuerzos que podamos hacer para demostrar que eso es “lo que el pueblo quiere”. Y la única manera de hacerlo es con un peronismo movilizado y estructurado: ergo, no podemos seguir “haciendo la plancha”. Hay que nadar en el río revuelto.
“Ellos” sueñan con ser caballos de pura sangre, y acceder al Jockey Club. Pero las características del burro incluyen la fuerza, el empuje, la obstinación. “Nosotros” hemos sobrevivido siendo “burros” y tirando para adelante. Es el tiempo de hacerlo de nuevo.
Enrique Gil Ibarra
1 Comentarios:
Coincido con el comentario del cro.
acerca de la necesidad de recrear el movimiento ,para sobrevivir politicamente,no existe alternativa desde el partido,porque no es una herramienta peronista ni lo sera jamas.La tarea es ardua por los usufrutuan del partido gozan de prevendas y de las mieles del poder
Creo personalmente que el movimiento tendri que generar los anticuerpos para sanar
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