martes, abril 07, 2009

La rebelión imposible.


por Carola Chavez (Venezuela)

La oposición venezolana vive en un país paralelo donde la visión está limitada por un velo de miedo, donde el razonamiento es un producto importado, enlatado, saborizado con odio, y predigerido por canales de tele y voceros con poca moral y grandes prontuarios, un país que vive al borde de una ansiada catástrofe que nunca llega.

Mientras esperan el Apocalipsis que los elude combaten al gobierno, aún cuando salen de vacaciones. Sorbiendo piñas coladas en Punta Cana, teclean desde sus blackberries llamados a la rebelión: "Pueblo cobarde y genuflexo: ¿hasta cuando van estar postrados a los pies del tirano? A la calle ya. Sangre, fuego y más sangre para recuperar la patria. Militares arrastrados atiendan el llamado del deber. Muerte a los chavistas y a toda su descendencia. Cacerolas a la ocho, cornetazo a las diez, buffet de frutos del mar a la once, pero solo para huéspedes y ustedes no están aquí."

Hoy, cuando mi presi cuenta con el 71% de apoyo popular, ellos no se preguntan por qué, sino cómo sacarlo a toda costa. Descartan la validez de estas cifras calificándonos de ignorantes cuando son ellos quienes ignoran todo lo que hemos logrando.

Bozal de arepas le llaman al hecho de que la gente pueda comer tres comidas al día. Inexistente le dicen al sistema de salud que ha logrado reducir a la mitad la tasa de mortalidad infantil, califican de curanderos a los médicos que deciden atender sus comunidades en lugar de convertirse en mercaderes de la salud en clínicas privadas cinco estrellas, o, debería decir siete… Adoctrinados llaman a los niños que hoy tienen acceso a la educación, con comidas incluidas, en las escuelas bolivarianas. Vende patrias llaman a nuestros deportistas que triunfan y "bien hecho por chavistas" a los que no traen medallas. Focas tarifadas a quienes trabajamos por la revolución.

Es tanta su arrogancia que pretenden dirigir a control remoto una rebelión suicida en la que el pueblo, seducido a punta de insultos, se sacaría la comida de la boca, la esperanza del alma y caminaría voluntariamente al paredón solo para satisfacerlos en su egoísmo.

Nos siguen creyendo idiotas porque, como idiotas, se creen sus propias mentiras.

¿Cuándo despertará el pueblo? Se preguntan desesperados. Despierten ustedes, mis amigos opositores, porque el pueblo hace años que despertó.

En lugar de buscar rebeliones imposibles, háganle un favor a la patria y empiecen a pensar en hacer una oposición seria. A menos que prefieran, como las moscas, seguir golpeándose la cabeza contra los cristales que los separan de la Venezuela de verdad.

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