domingo, agosto 21, 2011

Trelew: Tonada de abrazos, estrellas y pañuelos

Nota del hendrix: Este texto lo escribí hace cuatro años, cuando recuperamos el Aeropuerto viejo de Trelew y se convirtió en un Centro Cultural por la Memoria. Lo reitero hoy porque refleja cabalmente lo que sentí ese día. Sentimiento que no se repitió en años posteriores (ya no asisto a los aniversarios) y que estoy seguro que no se repetirá. Lo dejo para ustedes, los que no pudieron estar allí, pero les hubiera gustado.

Tonada de abrazos, estrellas y pañuelos


Casi primavera en la Patagonia. Sol radiante, fresco, los arbolitos recién plantados se agitan en el viento suave, que apenas molesta, que se desplaza casi ignorado por los más de 500 compañeros de casi todo el país.

Las madres y las abuelas, como siempre: con sus pañuelos, con sus ojos húmedos y afectuosos, con su sonrisa, hoy, casi triunfante.


Me abrazo con Alicia Bonet, mientras ella ríe y llora y ambos susurramos: "¡Qué día!" y nos miramos cómplices, subversivamente implicados en otro pedacito de utopía. La busco a la mamá de Capelo y la encuentro. Me mira desde su pequeña altura, desde su alma inmensa, y su mirada sabia y dolorida de décadas sigue consolándome, hoy mucho más que otras veces. Hoy, ella también se ha despojado de un cacho de duelo, hoy ha plantado por su hijo un nuevo árbol, que en esta oportunidad no será robado.

Elisa, eléctrica, va de un lado a otro, preguntando, confirmando, dando indicaciones de lo que viene después. Desde su subsecretaría de Derechos Humanos provincial, este es en gran medida su logro. Pero desde su recuerdo, los 35 años de lucha no se cumplieron hoy, sino el día que asumió como obligación personal ser la "apoderada" de Mariano Pujadas. Elisa Martínez, a la que no le importó no ser peronista, ni estar en desacuerdo con la lucha armada. Los compañeros estaban presos. Los ciudadanos de Trelew y de Rawson tenían que ser solidarios. Así de simple. Así de claro.

Los abrazos se han multiplicado en la mañana que se acaba. Incontables, estrechos, furiosos de nostalgia, recuperando años de soledad, de desencuentros, ecos de discusiones lejanas que se subsumen en una bandera con las dos estrellas. Nadie cuenta las puntas. ¿Para qué? Como en ese 15 de agosto, hoy da lo mismo.

Ya ha pasado la "hora formal". Los discursos, concretos pero breves, dieron el marco necesario para institucionalizar el acto. Sin embargo, sospecho que fueron algunas palabras de ellos, algunas pequeñas frases, las que calaron más adentro en todos: "nunca será tarde para hacer justicia" dijo Das Neves. "Eran cinco bellos corazones" memorió (el secretario de derechos Humanos) Duhalde cuando surgieron a su frente los fantasmas vivos de las cinco compañeras.

Por supuesto que el aire olía a muerte en aquellos días de agosto del 72. Treinta y cinco años demoraron nuestras ropas –las de todos- para sacudir un poco de ese hedor maligno que nos acompañaba. Hedor que se fue disipando a medida que la tarde comenzaba, derrotado por el aroma de las rosas rojas, oscuras, que familiares, los amigos, los desconocidos, iban dejando caer, como al descuido, frente a las fotografías. Me abrazo con el hijo del Turco Haidar, con José. El Vasco se ríe a carcajadas y le dice: "si tu viejo te viera, te mata". Porque José es un chico de hoy. Se viste y se comporta como un chico de hoy. Y charlamos, Y descubrimos que piensa como nosotros. Y que también es un chico de ayer, y de mañana.

Entramos juntos, con Fernando y Celedonio. Ayer el Cele, sin darle importancia, nos refregó por la cara su estrellita federal. Una de aquellas. Ayer por la noche revolví placares y hoy por la mañana, solamente para joderlo al Cele, le di al Vasco una y me prendí otra para mi. (Pero debe ser cierto que dios castiga la malicia, porque la perdí ni bien llegamos).

El aeropuerto ya no es viejo. Pero es el mismo. Algunos preguntan: ¿las pintadas reproducen las que se fueron haciendo durante estos años? Les decimos que son las que se hicieron en estos años. Que no las hemos tocado. Por algún lado se oye un emocionado y suavecito: ¡mieerda!

"La memoria se construye cada día, luchando en el presente", y es por eso, también por esa pintada, que insistimos tanto en estos años. "Tiene que ser un Centro Cultural, no queremos un Museo". Ellos también insistieron. Pero el gobierno provincial decidió: Centro Cultural. Aquí estamos. "Ahora viene el desafío, Enrique, nosotros cumplimos" me dice Norberto. Es cierto. Ahora hay que hacerlo funcionar. Ahora hay que lograr que sus puertas abiertas las atraviese gente. La que no es compañera "de antes". La que no sabe, la que nació después, la que todavía tiene en su cabeza dos demonios, y no sólo uno. Los que continuarán en un camino que no empezamos nosotros, y que no podremos terminar. Hace muchos años, leyendo a Omar Khayyam, una de sus frases me golpeó: "eres una hebra en el tapiz del mundo".

¿Tan sólo una hebra? Si, pero ¡qué tapiz!

Hoy, aunque con parches, con muchas, demasiadas hebras faltantes, el tapiz de nuestra generación pudo visualizarse por algunos minutos, extendiéndose a través de kilómetros desde las barricadas del mayo francés y de las tonadas cordobesas, los montes cerrados de la Sierra Maestra, atravesando el "sertao" brasilero, compartiendo la gloria del compañero Salvador, y descansando suavemente sus flecos aquí, en el fin del mundo, en medio de la árida planicie patagónica. El milagro de un diseño inconcluso, pero inteligible, remendado pacientemente durante décadas por esos pañuelos blancos, por los viajes, las protestas, las manifestaciones, las lágrimas.

El predio va quedando vacío. El Vasco me ha pedido que esperemos, cuando la gente se vaya, cuando se apague la melodía de las voces, "para mirar". Quiere pararse, supongo, solo frente a la pista. Aquella en la que el "Gallego" Fernández Palmeiro le colocó un fierro en la cabeza porque creyó que era un militar que quería subir al avión tomado. "me salvó el Roby –cuenta Fernando- que venía atrás mío y tuvo tiempo de gritarle: `pará, Gallego, que es Vaca Narvaja´". Quiere llorar tranquilo, me imagino, aunque todos simularemos que los montoneros no lloramos. Mi turno llegará a la noche, cuando todos se hayan ido. Cuando mi encuentro con el hijo del querido "Negro" Quieto sea un recuerdo más, y una deuda menos. Será entonces, cuando queden sólo un par de amigos de aquí o de allí, y las últimas casi agotadas copas de vino. Salud. Hasta la victoria.

Enrique Gil Ibarra
Trelew/22 de agosto del 2007


Los caídos el 22 de agosto de 1972:

Carlos Alberto Astudillo (FAR).
Nació en Santiago del Estero en el 17 de agosto de 1944 (28 años), estudiante de medicina en la Universidad de Córdoba. Detenido el 29 de diciembre de 1970 y brutalmente torturado.

Rubén Pedro Bonet (PRT-ERP).
Nació en Buenos Aires el 1 de febrero de 1942 (30 años), casado y padre de dos chicos, Hernán y Mariana, de 4 y 5 años. Perteneciente a una familia muy modesta abandonó sus estudios para ingresar como obrero en Sudamtex y Nestlé. Detenido en febrero de 1971.

Eduardo Adolfo Capello (PRT-ERP). Nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1948 (24 años), estudiante de ciencias económicas y empleado. Detenido cuando intentaba expropiar un auto en febrero de 1971.

Mario Emilio Delfino (PRT-ERP). Nació en Rosario el 17 de septiembre de 1942 (29 años), casado. Estudió ingeniería en la Universidad de Santa Fe. Inició su militancia en Palabra Obrera, que confluiría en el PRT. Abandonó sus estudios universitarios para ingresar como obrero en el frigorífico Swift de Rosario, donde trabajó 5 años. Detenido el 14 de abril de 1970. El V congreso del PRT lo eligió miembro del Comité Central en ausencia.

Alberto Carlos del Rey (PRT-ERP).
Nació en Rosario el 22 de febrero de 1949 (23 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Rosario, donde se integró al PRT. Participó del congreso fundacional del ERP. Detenido el 27 de abril de 1971.

Alfredo Elías Kohon (FAR):
Nació en Entre Ríos el 22 de marzo de 1945 (27 años), estudiaba ingeniería en la Universidad de Córdoba y trabajaba en una fábrica metalúrgica. Formó parte de los comandos Santiago Pampillón y fue fundador de las FAR local. Detenido el 29 de diciembre de 1970.

Clarisa Rosa Lea Place (PRT-ERP).
Nació en Tucumán el 23 de diciembre de 1948 (23 años), estudió derecho en la Universidad de Tucumán, donde se integró al PRT. Participó del congreso fundacional del ERP. Detenida en diciembre de 1970 durante un control de rutina.

Susana Graciela Lesgart de Yofre (MONTONEROS).
Nació en Córdoba el 13 de octubre de 1949 (22 años), maestra. Se radicó en Tucumán donde enseñaba y compartía la vida con los trabajadores cañeros. Fue una de las fundadoras de Montoneros en Córdoba. Detenida en diciembre de 1971.

José Ricardo Mena (PRT-ERP).
Nació el 28 de marzo de 1951 en Tucumán (21 años), obrero azucarero. Integró los primeras grupos del PRT en Tucumán. Detenido tras la expropiación a un banco, en noviembre de 1970.

Miguel Ángel Polti (PRT-ERP).
Nació en Córdoba el 11 de julio de 1951 (21 años), estudió ingeniería química en la Universidad de Córdoba, era hermano de José Polti, muerto en abril de 1971. Detenido en Córdoba, en julio de 1971.

Mariano Pujadas (MONTONEROS). Nació en Barcelona el 14 de junio de 1948 (24 años), fue fundador y dirigente de Montoneros en Córdoba. Participó en la toma de La Calera. Estaba a punto de terminar la carrera de ingeniero agrónomo cuando fue detenido en una redada, en junio de 1971.

María Angélica Sabelli (FAR). Nació en Buenos Aires el 12 de enero de 1949 (23 años), conoció a Carlos Olmedo cuando estudiaba en el Colegio Nacional Buenos Aires. Cursaba matemática en la facultad de ciencias exactas, trabajaba como empleada y como profesora de matemática y latín. Detenida en febrero de 1972 y salvajemente torturada.

Ana María Villareal de Santucho (PRT-ERP). Nació en 9 de octubre de 1935 (36 años), era compañera de Mario Roberto Santucho y madre de tres chicos. Licenciada en artes plásticas por la Universidad de Tucumán. Junto a Santucho empezó a militar en el FRIP (Frente Revolucionario Indoamericano y Popular) que luego confluyó en el PRT. Detenida en un control de rutina en un colectivo.

Humberto Segundo Suarez (PRT-ERP).
Nació en Tucumán el 1 de abril de 1947 (25 años), de origen rural, fue cañero, obrero de la construcción y oficial panadero. Detenido en marzo de 1971.

Humberto Adrián Toschi (PRT-ERP).
Nació en 1 de abril de 1947 en Córdoba (25 años), trabajaba en una empresa familiar hasta que eligió ser obrero. Detenido, junto con Santucho y Gorriarán Merlo, en una redada el 30 de agosto de 1971.

Jorge Alejandro Ulla (PRT-ERP). Nació en Santa Fe el 23 de diciembre de 1944 (27 años), maestro; abandonó sus estudios para trabajar como obrero en una fábrica metalúrgica. Participó del congreso fundacional del ERP y en la primera operación armada. Detenido junto con Humberto Toschi en Córdoba, en agosto de 1971.

Los sobrevivientes:

Maria Antonia Berger (MONTONEROS). Licenciada en sociología, había sido detenida el 3 de noviembre de 1971. Herida por una ráfaga de metralla logró introducirse en su celda, donde recibió un tiro de pistola; fue la última en ser trasladada a la enfermería. En la fecha de la masacre tenía 30 años. Secuestrada a mediados de 1979.

Alberto Miguel Camps (FAR). Estudiante, había sido detenido el 29 de diciembre de 1970. Eludió la metralla arrojándose dentro de su propia celda, donde fue baleado. En la fecha de la masacre tenía 24 años. Su cuerpo, enterrado como NN en el cementerio de Lomas de Zamora, fue identificado en el año 2000.

Ricardo René Haidar (MONTONEROS). Ingeniero químico, había sido detenido el 22 de febrero de 1972. Evadió las ráfagas de ametralladoras introduciéndose en su celda, donde fue herido. En la fecha de la masacre tenía 28 años. Secuestrado el 18 de diciembre de 1982.

Salvaron sus vidas porque los fusiladores los creyeron muertos. Los tres están desaparecidos.


Hasta la victoria.

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