jueves, abril 28, 2011

El día que secuestraron a Oesterheld

Por Martín García *

Aparentemente el 27 de abril de 1976 fue el día en que la Dictadura del Proceso secuestró a Oesterheld, hoy se cumplen 35 años de ese hecho.

Héctor Germán Oesterheld fue un geólogo humanista que creó un universo ideal para el mundo mágico de las historietas, y en esa dirección fue el constructor de sus sueños contagiando a varias generaciones a través de sus personajes para establecer nuevas reglas de juego para el amor, para el honor y para la convivencia de las personas en un mundo amenazado por la opresión planificada.

Para mi gusto, su "primer" gran éxito fue Gatito y sus amigos, un infantil, a veces troquelado de Editorial Abril que incluía personajes como la Princesa Titina, los ratones Parmesano y Gorgonzola, la bruja Cachavacha, de su creación, y el nunca bien ponderado palizero real que consistía en una rueda giratoria que tenía en la punta de sus rayos, zapatos, que, al girarse, le pegaban patadas en el trasero a los condenados por su maldad.

Sus personajes sentían, tenían dudas, códigos y aún se aventuraban a romper las reglas del género, pereciendo, en la guerra por salvar a una muñeca por la que lloraba una pequeña en el medio del avance de las tropas.

El Sargento Kirk, Bull Rockett, Sherlock Time, Mort Cinder, Ticonderoga, Watami, eran algunos de los más memorables. También Joe Zonda, aquel negrito aviador de Mendoza la manera de Air America que luchaba contra el villano Octopus.

Mi viejo salía a la mañana cuando yo todavía no me había levantado para ir al colegio y no lo veía hasta la noche. Entonces, durante el día, refugiarme en las historietas de las revistas Hora Cero y Frontera, más adultas que El Tony o D´Artagnan, significaba para mí aprender códigos de la vida.

Los japoneses no eran todos villanos, a veces los norteamericanos en la Segunda guerra mundial, también lo eran.

Incluso los kamikazes también tenían códigos de honor, en sus historias.

Solo se trataba de personas, en la locura ajena de la guerra.

En algún momento apareció El Eternauta. El viajero del tiempo. Allí se podía vivir una invasión extraterrestre que, en vez de atacar la Casa Blanca, se establecían en una burbuja -donde moraban sus tropas de elite- en medio de la plaza de los dos Congresos entre Rivadavia, Entre Ríos, Yrigoyen y la otra.

Una invasión simbólica si uno sitúa la historia después del golpe de 1955, cuando el orden democrático había sido roto, Perón había sido desalojado de la Presidencia y la gente común había sido bombardeada, sin más.

En ese imaginario se instala la invasión de los Ellos, el gran invasor, nunca explicitado. Los Ellos.

Se suceden las batallas, la de la General Paz, la de la Cancha de Ríver, la de las barrancas de Belgrano, la de Plaza Italia…y también los sub invasores, los Cascarudos, los enormes Gurbos y los Manos.

Los Manos habían sido inoculados con una bolsa del terror que se abría vertiendo veneno en el interior de sus organismos, cada vez que los Manos desobedecían las instrucciones de los Ellos.

La glándula del terror. Después nos la inocularían a todos.

Pocos días antes de su desaparición los reuní a Héctor y ése gran poeta que fue el periodista deportivo Osvaldo Ardizzone. Fue en la casa de mis viejos que estaban de vacaciones. ¡No podía ser que esos maestros no se conocieran entre sí! Fue un mediodía de verano inolvidable.

¡Qué sabía yo que lo estarían siguiendo, o controlando! O quizás todavía no.

Le hice un reportaje que seguía saliendo en cómodas cuotas en 5xBsAs por Radio Belgrano después que Héctor ya había desaparecido.

Me decían –Che no pases a Oesterheld que parece que lo secuestraron. Pero yo lo seguí pasando. No advertí la gravedad del golpe. Habíamos pasado otros golpes.

Después se llevaron a sus cuatro hijas Diana, Marina, Beatriz y Estela militantes de 14 a 19 años de la UES como los chicos de la Noche de los Lápices; y de la Juventud Peronista.



Los sobrevivirían dos de sus nietos, Fernando y Miguel Martín y Elsa, su esposa, la mamá de las chicas. La Madre Coraje.

Algunas cosas trascendieron: que Los Ellos le hicieron escribir una historieta de San Martín; que en cautiverio obtuvo miga del pan de los cumpas para dárselo al joven artista que modeló un regalo para cada uno en la navidad.

La clase magistral de Chaplin que le dio Héctor a los más jóvenes cuando Eduardo Arias encontró en el baño una hoja de diario que daba cuenta de la muerte del maravilloso actor y director inglés. Anécdota que tanto impresionó a Geraldine Chaplin, su hija.

Y aquella narración de Mempo Giardinelli, compañero de militancia de Héctor, que creía, en su insolente juventud, que si detenían a Oesterheld, ya grande, iba a entregar a los demás compañeros apenas lo apretaran, cosa que pasados los días y las semanas, nunca ocurrió.

Héctor Germán Oesterheld había cumplido con los códigos de honor que tanto nos había enseñado en sus historietas.

* Director de la Agencia Telam

sábado, abril 23, 2011

Para que los villeros se inspiren

Proyectar en la Villa 31 los testimonios "inspiradores" de argentinos exitosos no es inclusión: es falta de respeto.

Por Matías Alinovi


De todas las Ted(1), y los eventos colaterales asociados que se organizaron o se organizarán en el mundo, me interesaba asistir a uno solo: me lo perdí. Ocurrió hace dos viernes. Vuelvo a pensarlo y prácticamente no puedo seguir escribiendo, por absoluta falta de inspiración. Si además pienso que el evento ocurrió a dos pasos de mi casa –vivo en Plaza San Martín– y que fue perfectamente gratuito –mientras Adrián Paenza, por ejemplo, debe pagar los seis mil dólares de rigor cada vez que asiste a las Ted en los Estados Unidos–, la rabia me embarga y me paraliza.

Eso que no vi ocurrió en la Villa 31. Mientras en el predio de la Rural volvían a reunirse los fanáticos de las Ted –ese evento "inspirador", de acuerdo al confuso anglicismo que manejan los organizadores–, una pantalla gigante transmitía las conferencias en directo para los habitantes de la villa. Y yo no fui. Es verdad que no me enteré a tiempo. Que el viernes salí de mi casa a las cinco de la tarde y una chica linda me dio un volante con la cara del Ministro de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad, Diego Santilli, y que sólo entonces supe que el ministro había tenido esa idea extraordinaria. Con alguna dificultad gramatical, él mismo lo explicaba desde el volante: había decidido que las Ted debían transmitirse en la villa para que "el concepto de igualdad no quede en una mera frase suelta".

Pero entonces pensé en la noción de igualdad que manejaba el ministro. ¿Qué presuponía? Quizás al redactar el volante estaba pensando en la igualdad de oportunidades. Lo cierto es que a partir de la lectura podía entenderse que Santilli creía que escuchar a unos señores talentosos durante diez minutos –"te invito a que te pares aunque sea 10 minutos", escribía– les permitiría a los habitantes de la villa hacer algo con su vida –hablaba de "inspirarnos para cambiar nuestro destino". Podía entenderse, aunque seguramente no era lo que quería, que el ministro creía que los albañiles de la villa que se levantan todos los días a las cinco de la mañana no estaban haciendo algo con su vida.

No era eso, seguramente. Al proyectarles las Ted, Santilli quería, en realidad, que los albañiles de la villa supieran que existen argentinos talentosos que a través del amor propio y del esfuerzo logran lo que logran todos los días. ¿Pero acaso los albañiles que sostienen una familia trabajando diez horas diarias no tienen amor propio y esfuerzo? Sí, desde luego. Es casi lo único que tienen. Y lo tienen en tan alto grado que les permite paliar el hecho lamentable de no haber terminado la escuela primaria, por ejemplo. Si hay un mensaje revitalizador, admitámoslo, es el de esos albañiles que aun sabiendo que todos los días van a ser idénticos a sí mismos se levantan a las cinco de la mañana porque tienen una familia que alimentar.

"El mensaje te va a llegar", decía Santilli desde el volante. Pero, ¿cuál era el mensaje que les iba a llegar a los habitantes de la villa? Pensé en el comienzo del Gran Gatsby, cuando el padre le dice al hijo que hay que tener respeto por todos porque no todos han tenido las mismas oportunidades. La proyección de las Ted en la Villa 31 podía tender a ocultar el hecho de que había habido un reparto desigual de la baraja, y que ese lamentable reparto original nos dejó a todos en distintas posiciones. Porque tener el mismo acceso a la información –entendido, por otra parte, como diez minutos ante una pantalla– no es tener las mismas oportunidades. La cuestión no es qué escuchamos, sino desde dónde. Qué somos capaces de hacer con eso que escuchamos. Santilli, seguramente, lo sabía. Pero entonces, ¿qué podía aprender un albañil, a través de las Ted, sobre el esfuerzo y el amor propio, que no aprendiera en carne viva todos los días? Lo único que podía decir, en todo caso, es: ¡qué maravilla la ciencia! O, como en La Verbena de la Paloma, que las ciencias avanzan que es una barbaridad.

No podía ser eso, porque entonces había que suponer que el ministro, en inimaginable connivencia con los organizadores autóctonos de la Ted, buscaba pasmar de admiración, fascinar, para que el camino de una determinada ciencia, de unos determinados negocios y de la dependencia cultural más ramplona quedara allanado. Ver en la pantalla lo que algunos ingenuos podían confundir con un perfecto riñón artificial podría tener sobre el habitante de la Villa 31 el no buscado efecto de una fascinación tal que la consecuencia sería dejar todo como está, porque así está bien. Mientras que todos sabemos que el motor de la transformación del mundo es la insatisfacción.

Por eso hubiera querido ir, para entender. Porque el volante era confuso. Tampoco pude seguir las conferencias. Sólo vi que las presentaba Iván de Pineda, el modelo, y escuché un rato a Agustín Pichot, el rugbier. La charla de Pichot me hizo pensar que el caso de los deportistas oradores es particularmente perverso, simplemente porque han sido agraciados con un talento. Es cierto que ese talento puede haber requerido un cierto esfuerzo para ponerse a punto, pero ¿qué se le puede explicar sobre el esfuerzo al albañil que se levanta a las cinco de la mañana? Cuando Pichot se esfuerza, es campeón del mundo en rugby; cuando el albañil se esfuerza, logra que su familia siga viviendo en la villa. Pichot quería, también, transmitir el valor del trabajo en equipo. Pero los habitantes de la villa, ¿no lo conocían? ¿No saben acaso que si no se juntan para cortar la calle nadie los escucha? Dos días antes de la clase magistral de Pichot habían cortado juntos la autopista para lograr que el Same entrara en la villa: vaya si conocen el valor de la acción colectiva. Motivación, lo que se dice motivación, pensé acaso de manera improcedente, se necesita para levantarse todos los días a las cinco de la mañana a apilar ladrillos, no para ganarle un partido a Francia.

¿Y el caso de Iván de Pineda? Elegirlo como presentador, ¿no era trivializar lo que se iba a decir luego? ¿Qué hace Iván de Pineda habitualmente? Presenta chicas lindas en una pasarela. Otro maestro de la abnegación –aunque algunos amigos me aseguran que también es actor, que conduce un programa de viajes y que derrotó al periodista Alfredo Leuco en un concurso de cultura general. ¿Qué dice la elección de de Pineda sobre los contenidos que siguen? Dice: no te los tomes muy en serio. De Pineda presenta la superficialidad de la vida: chicas lindas en una pasarela. Es como si siempre nos estuviera diciendo: te voy a presentar a unas chicas que nunca vas a conocer. Ahora, por propiedad transitiva, podía parecer que desde el escenario de las Ted de Pineda les estaba diciendo a los albañiles de la villa: te voy a presentar a unos señores talentosos como los que nunca vas a ser.

No, ahí es cuando lamenté verdaderamente no haber ido a ver las Ted a la Villa 31, porque no estaba entendiendo nada. Hubiera querido verlas junto a los albañiles –los desocupados, porque los otros estarían trabajando–, o a los chicos de la escuela, para preguntarles si eso que veían los inspiraba, aunque no sé si me habrían entendido. Lo lamenté porque, en definitiva, si uno no va, puede terminar pensando cualquier cosa. Por ejemplo, que si hasta el viernes pasado las Ted eran una muestra triste de nuestra dependencia cultural, ahora son, también, una falta de respeto.

*Alinovi es físico y escritor, autor de Historia de la energía, Historia de las epidemias e Historia universal de la infamia científica.


(1) TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño, del inglés: Technology, Entertainment, Design) es una organización sin ánimo de lucro dedicada a las "ideas que vale la pena difundir" (del inglés: Ideas worth spreading).TED es ampliamente conocida por su conferencia anual (TED Conference) y sus charlas (TED Talks) que cubren un amplio espectro de temas que incluyen ciencias, arte y diseño, política, educación, cultura, negocios, asuntos globales, tecnología y desarrollo y entretenimiento. La organización de TED tiene sus oficinas en Nueva York y Vancouver. La conferencia ha sido realizada en Monterrey (California), desde su fundación, pero a partir de 2009 se lleva a cabo en Long Beach (California) debido al número creciente de asistentes. La conferencia TED cuenta desde 2005 con un evento asociado, TED Global, que es realizado en distintos lugares. En 2009 se crea el programa TEDx para la realización de eventos locales, organizados independientemente, que buscan reunir personas para compartir ideas que merecen ser difundidas. En un evento TEDx, donde la “x” significa “evento organizado independientemente”, disertantes en vivo se combinan con TEDTalks para incitar al debate profundo y la interconexión. La Conferencia TED provee una guía general al programa TEDx, pero cada evento individual TEDx es independiente de TED. Como regla general estos eventos tiene una duración de un día y su entrada es gratuita. A mayo del 2011 se han realizado más de 1500 eventos alrededor del mundo. (Nota de hendrix)

Mi ausencia en el Comité Central

por Fidel Castro

Conocía el informe del compañero Raúl al Sexto Congreso del Partido.

Me lo había mostrado varios días antes por su propia iniciativa, como hizo con muchos otros asuntos sin que yo lo solicitara, porque había delegado, como ya expliqué, todos mis cargos en el Partido y el Estado en la Proclama del 31 de julio de 2006.

Hacerlo era un deber que no vacilé un instante en cumplir.

Sabía que mi estado de salud era grave pero estaba tranquilo, la Revolución seguiría adelante; no era su momento más difícil después que la URSS y el Campo Socialista habían desaparecido. Bush estaba en el trono desde el 2001 y tenía designado un gobierno para Cuba pero una vez más, mercenarios y burgueses se quedaron con las maletas y baúles en su dorado exilio.

Los yankis, además de Cuba, tenían ahora otra Revolución en Venezuela. La estrecha cooperación entre ambos países pasará también a la historia de América como ejemplo del enorme potencial revolucionario de los pueblos con un mismo origen y una misma historia.

Entre los muchos puntos abordados en el proyecto de Informe al Sexto Congreso del Partido, uno de los que más me interesó fue el que se relaciona con el poder. Textualmente expresa: “…hemos arribado a la conclusión de que resulta recomendable limitar, a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales fundamentales. Ello es posible y necesario en las actuales circunstancias, bien distintas a las de las primeras décadas de la Revolución, aún no consolidada y por demás sometida a constantes amenazas y agresiones.”

Me agradó la idea. Era un tema sobre el que yo había meditado mucho. Acostumbrado desde los primeros años de la Revolución a leer todos los días los despachos de las agencias de noticias, conocía el desarrollo de los acontecimientos en nuestro mundo, aciertos y errores de los Partidos y los hombres. Abundan los ejemplos en los últimos 50 años.

No los citaré, para no extenderme ni herir susceptibilidades. Albergo la convicción de que el destino del mundo podía ser en este momento muy distinto sin los errores cometidos por líderes revolucionarios que brillaron por su talento y sus méritos. Tampoco me hago la ilusión de que en el futuro la tarea será más fácil, sino al revés.

Digo simplemente lo que a mi juicio considero un deber elemental de los revolucionarios cubanos. Mientras más pequeño sea un país y más difíciles las circunstancias, más obligado está a evitar errores.

Debo confesar que no me preocupé realmente nunca por el tiempo que estaría ejerciendo el papel de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y Primer Secretario del Partido. Era además, desde que desembarcamos, Comandante en Jefe de la pequeña tropa que tanto creció más tarde. Desde la Sierra Maestra había renunciado a ejercer la presidencia provisional del país después de la victoria que desde temprano avizoré para nuestras fuerzas, bastante modestas todavía en 1957; lo hice porque ya las ambiciones con relación a ese cargo estaban obstruyendo la lucha.

Fui casi obligado a ocupar el cargo de Primer Ministro en los meses iniciales de 1959.

Raúl conocía que yo no aceptaría en la actualidad cargo alguno en el Partido; él había sido siempre quien me calificaba de Primer Secretario y Comandante en Jefe, funciones que como se conoce delegué en la Proclama señalada cuando enfermé gravemente. Nunca intenté ni podía físicamente ejercerlas, aún cuando había recuperado considerablemente la capacidad de analizar y escribir.

Sin embargo, él nunca dejó de transmitirme las ideas que proyectaba.

Surge otro problema: la Comisión Organizadora estaba discutiendo el número total de miembros del Comité Central que debían proponer al Congreso. Con muy buen criterio, ésta apoyaba la idea sostenida por Raúl de que en el seno del Comité Central se incrementara la presencia del sector femenino y el de los descendientes de esclavos procedentes de África. Ambos eran los más pobres y explotados por el capitalismo en nuestro país.

A su vez, había algunos compañeros que, ya por sus años o su salud, no podrían prestar muchos servicios al Partido, pero Raúl pensaba que sería muy duro para ellos excluirlos de la lista de candidatos. No vacilé en sugerirle que no se excluyera a esos compañeros de tal honor, y añadí que lo más importante era que yo no apareciera en esa lista.

Pienso que he recibido demasiados honores. Nunca pensé vivir tantos años; el enemigo hizo todo lo posible por impedirlo, incalculable número de veces intentó eliminarme, y yo muchas veces “colaboré” con ellos.

A tal ritmo avanzó el Congreso que no tuve tiempo de transmitir una palabra sobre el asunto antes de que recibieran las boletas.

Alrededor del mediodía Raúl me envió con su ayudante una boleta, y pude ejercer así mi derecho al voto como delegado al Congreso, honor que los militantes del Partido en Santiago de Cuba me otorgaron sin que yo supiera una palabra. No lo hice mecánicamente. Leí las biografías de los nuevos miembros propuestos. Son personas excelentes, varias de las cuales había conocido en el lanzamiento de un libro sobre nuestra guerra revolucionaria en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en los contactos con los Comités de Defensa de la Revolución, las reuniones con los científicos, con los intelectuales y en otras actividades. Voté y hasta pedí fotos del momento en que ejercía ese derecho.

Recordé también que me falta bastante todavía de la historia sobre la Batalla de Girón. Trabajo en ella y estoy comprometido a entregarla pronto; tengo en mente además escribir sobre otro importante acontecimiento que vino después.

¡Todo antes de que el mundo se acabe!

¿Qué les parece?

Fidel Castro Ruz
Abril 18 de 2011 (4 y 55 p.m.)

lunes, abril 18, 2011

lunes, abril 11, 2011

La construcción del enemigo

Por Miguel A. Semán

Jeremy Morlock creció en Alaska entre cazadores de alces y pescadores de salmón. Un lugar donde muchos creen que el diablo, además de negro, debe ser musulmán. Gente que no dudaría en sacar un rifle y matar a un inmigrante pero que piensa que un embarazo producto de una violación puede ser un designio divino. Entre esos hombres y esas mujeres Morlock era un chico con problemas. No porque no compartiera sus principios, sino porque tal vez le resultaban una carga demasiado pesada. Lo cierto es que se drogó, se emborrachó todo lo que pudo y salió cada día a la ruta sin registro y listo para dejar a alguien inválido y escapar. En diciembre de 2009 su mujer lo denunció por haberle producido quemaduras en el cuerpo con la brasa de un cigarrillo. Un mes después, con apenas 21 años, viajó a Afganistán a perseguir talibanes.

El 15 de enero su unidad entró en Mohammad Kalay, una pequeña aldea cerca de Kandahar. Los soldados revisaron hasta el cementerio pero no había talibanes sino campesinos asustados que vivían casi sin agua y sin electricidad. La decepción habría sido insoportable si Morlock no se hubiese encontrado con Gul Mudin, un chico de 15 años que trabajaba en una plantación en las afueras de la aldea. En ese mismo instante tuvo una idea maravillosa: convertir a ese campesino en talibán y matarlo. Sin pensarlo más arrojó una granada al suelo para simular un ataque e inmediatamente él y su compañero, el cabo Andrew Holmes, lo acribillaron.
Minutos más tarde los dos se fotografiaban orgullosos sobre el cadáver ya casi desnudo. Después llegó el sargento Gibbs, tomó sus tijeras de cirujano, cortó el meñique de Gul Mudin y se lo regaló al cabo Holmes como testimonio de su primer afgano muerto.



En la fotografía Morlock levanta de los pelos la cabeza del chico muerto y sonríe, cínico y grotesco, con la mueca de un gato de historieta. Holmes hace algo parecido, pero se lo ve más serio. Las fotografías circularon entre la tropa junto con otras en las que aparecen piernas, torsos y cabezas de supuestos talibanes. También se ven soldados norteamericanos junto a niños afganos de cinco o seis años que los miran con los ojos más tristes de la tierra.

El Pentágono en persona intentó capturar las fotos y tapar el escándalo, pero fue imposible. Hoy las imágenes son más escurridizas que el agua y el aire. Muchas de ellas se publicaron en el último número de la revista RollingStone, junto con declaraciones de soldados que dan a entender que tanto los retratos como las mutilaciones son prácticas frecuentes en el ejército norteamericano. Ante la evidencia de la derrota el Pentágono emitió un comunicado: “Las fotografías son repugnantes para nosotros como seres humanos y contrarias a las normas y valores del Ejército estadounidense”. De las muertes nada se dice. Del desguace de cadáveres, tampoco. Sólo se refieren a las fotografías. No hablan de la realidad sino de su reproducción. De su miniatura. No de la historia sino del espectáculo.



Morlock y Holmes congelados para siempre. Aferrados a ese cadáver como a un gran salmón tamaño humano no se resignan a perder su trofeo en el flujo del tiempo. Una presa semejante no crece de un día para otro. El enemigo se concibe, se construye y se modela paso a paso, año a año, generación tras generación. Se trata de un proyecto colectivo y milenario.

En el siglo XIV Dante condenó a Mahoma a la pena del taladro perpetuo y confinó a sus fieles a un infierno hecho a la medida de los miedos católicos. Hoy el mundo capitalista, mucho más efectivo, llevó el infierno hasta la misma casa de Mahoma y, una vez ahí, derribaron sus puertas, entraron, mataron y lo fotografiaron todo.

Agencia de Noticias Pelota de Trapo

martes, abril 05, 2011

Aleteos de mariposa

Por Silvana Melo

El violento sacudón de la tierra en Japón fue vorazmente consumido en directo por televidentes e internautas de todo el planeta. La tragedia de la gente abolió las fronteras y la relación espacio - tiempo en la difusión del desastre. Pero golpea en todo el planeta proporcionalmente al nivel de desarrollo de la tierra victimizada. La fantasía científica del aleteo de una mariposa que provoca una catástrofe del otro lado del mundo se puede retocar según la energía que condense esa mariposa. Según su nivel proteico, su calidad de nutrición, su poderío económico, el territorio donde le tocó aletear. La liberación de energía de su aleteo hasta hacerse viento en el mundo dependerá del poder, de la influencia tecnológica, de quién toma las decisiones, del abandono que sufrió cuando era crisálida, del privilegio de sus alas.

No había videocámaras diminutas ni blackberrys a mano de los haitianos cuando en enero de 2010 se les movió el piso del mundo y su poquito país se vino abajo sobre sus piernas y sus cabezas. Cuando se sacudió el suelo y las chapas y el ladrillaje flojo de sus casas sólo pensaron en tirarse al piso y mordieron la tierra sospechando que sólo comerían de su derrumbe de allí en más. Poco más de diez millones de habitantes en el país más desgraciado de América. Un 70 % en la más extrema de las pobrezas. El terremoto de enero tuvo una magnitud de 6,9 en la escala de Richter y mató al 3 por ciento de su población. 300.000 que hervían en las calles desoladas diseminando semillas de muerte interminable: tifus, dengue, cólera, desnutrición. Y siguen muriéndose hoy, cuando ya desaparecieron de las pantallas planetarias.

Japón tiene 130 millones de hombres y mujeres y casi el 80 por ciento está conectado a las herramientas tecnológicas que ellos mismos crearon, perfeccionaron y convirtieron en minúsculos y poderosísimos instrumentos de comunicación de la imagen. Cuando les tembló el piso a los pies -con magnitud de 8,9 en la misma escala- y las sólidas paredes se sacudieron como papel y el agua se llevaba los barcos y los trenes con una energía imparable, huyeron cámara en mano. Transmitieron al mundo en vivo el ardor de la tragedia, el apocalipsis colectivo difundido desde la individualidad del Iphone, el horror de que lo que temblaba era el corazón tecnológico del planeta, la energía nuclear que los pone en pie y que los acecha desde hace seis décadas y media, la bolsa de Tokio y el aleteo de una mariposa descollante que se proyecta en todos los rincones del globo.

Si sus muertos llegan a diez mil -el doble de los confirmados hoy- Japón habrá perdido el 0,08 % de su población. Después de un terremoto un 22,47 % más potente que el del paupérrimo país del centro de América.

La mariposa haitiana, en su aleteo desnutrido, no pudo sostener su propia imagen de cataclismo humano en los leds de un mundo que tiene otras preocupaciones. No provocó ni una mísera tormenta de verano en las puertas de las centrales bancarias globales. La misma cadena de noticias que acató la orden de no difundir las imágenes de la gente destrozada por el derrumbre de las torres gemelas tomó fotografías de otros terremotos para reemplazar la invisible tragedia de los pobres. Quién podía reconocer las hecatombes. Si no existían haitianos cibernéticos que aportaran el video clip de su propia muerte.

La guerra se transmite en directo cuando la filman los conquistadores. Los muertos no se muestran si socavan la fortaleza el imperio. La tragedia humana se sufre en youtube y se twittea en 140 caracteres si las víctimas pertenecen al mosaico privilegiado de la tierra y llevan filmadoras o blackberrys en el bolsillo con la misma levedad de un sacapuntas.

En Haití un terremoto de 6,9 se llevó las vidas, las casas, el Estado, las instituciones y la identidad. Haití no es. No existe. Lejos de reconstruirse, languidece entre el hambre, el agua podrida y las bacterias que se devoran a los sobrevivientes. En Japón el regreso comenzó en el mismo momento en que se replegaron las aguas del tsunami. La foto de la normalidad, de la nueva resurrección de un país otra vez destruido recorrerá el universo cibernético con tanto vértigo como el oleaje devastador. La foto de Haití está archivada. Condenada al olvido. Desaparecida. Confundida con las fotos truchas de un terremoto viejo que vendió la CNN.

El resto de la humanidad consume sin dignidad ni método lo que ofrece la celeridad mediática, en franca competencia para exponer la diapositiva vertiginosa del horror. El infierno editado y marketinero para que el pensamiento se quede sin hendijas para volar. Para que su mariposa no despegue porque ya se sabe de lo que es capaz un aleteo tenue a la vuelta de la esquina del mundo.

Agencia de Noticias Pelota de Trapo

domingo, abril 03, 2011

El León del desierto

Por Julio César Zenteno

El coronel Gaddafi nació en una tienda tribal beduina un 3 de septiembre en 1942.
Se graduó de abogado a los 21 años de edad. Luego estudio en la Real Academia Militar de Sandhurst, Inglaterra, y en la Academia Militar Helénica de Grecia
.

En 1969, a los 27 años de edad, derrocó al rey Idris, un tirano impuesto por Inglaterra y Francia. Declaró querer ser 'el Che Guevara del oriente medio'. Al año siguiente ordenó la expulsión de las bases militares extranjeras de territorio libio. Estableció el llamado 'socialismo islámico' por medio del cual se buscaba una democracia directa: el gobierno de las masas a través de consejos populares y comunas. Se creó así la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista. La Yamahiriya: estado de las masas, es un híbrido de Islam, socialismo y democracia directa, ideología que proclama en su Libro Verde. Se estableció un Congreso General del Pueblo, con Gaddafi como su Secretario General.Nacionalizó las empresas petroleras y expulsó a los funcionarios norteamericanos, británicos e italianos que habían dominado y vejado al país durante décadas. Libia era la sede de la base militar aérea más grande de los Estados Unidos en el norte de África: Wheelus Air Base. El Pentágono mantenía una base para el lanzamiento de misiles a sólo 25 kilómetros de Tripoli.

Nunca se lo perdonaron. Fue inmediatamente catalogado como enemigo de los Estados Unidos. Libia fue señalado como un estado paria por defender su derecho a la autodeterminación y la autonomía. Las cosas empeoraron aun mas por el papel protagónico de Gaddafi en el embargo petrolero de 1973 contra los Estados Unidos y por su cooperación con la Unión Soviética.

Fue un ferviente seguidor del destacado dirigente egipcio Gamal Abdel Nasser, especialmente en su lucha por la unión de los pueblos árabes en una gran Nación Árabe. Defendió la nacionalización del Canal de Suez por parte de Egipto. Firmó con Nasser la llamada Carta de Trípoli, donde se concretan acuerdos de cooperación militar, estratégica y económica entre Egipto y Libia.

Con la muerte por envenenamiento de Nasser en 1970, Gaddafi tomó el liderazgo del pan-arabismo. Dos años después se anuncia la creación de la Federación de Repúblicas Árabes, integrada entonces por Siria, Egipto, Irak y Libia. Fue también uno de los mas destacados líderes de la Organización de Países No-Alineados.

Gaddafi ha apoyado sin vacilación la causa Palestina durante décadas. En 1972 anunció que Libia apoyaría, entrenaría y financiaría a cualquier árabe dispuesto a defender la causa Palestina. Fue inmediatamente catalogado como 'terrorista'.

A partir de entonces llovieron acusaciones sobre su participación o apoyo en numerosos atentados terroristas en Roma, Viena, Berlín, Chad, Filipinas, Egipto. Se le acusó de ser el principal punto de apoyo de uno de los terroristas más connotados de la época: el venezolano Carlos Illich Ramírez, 'El Chacal'. Carlos fue capturado en 1994 y cumple desde entonces una condena a cadena perpetua en la prisión La Santé de Paris.

Como es costumbre contra cualquier jefe de estado que se rebele contra el orden internacional impuesto a los países en desarrollo después de la segunda guerra mundial, se le acusó de participación en el narcotráfico, de fomentar el terrorismo, de desarrollar armas de destrucción masiva, de apoyar a las FARC en Colombia, al IRA [Ejército Republicano Irlandés], a la ETA en España, a Hizbolla en Líbano, a Hamas y otros 'terroristas'palestinos. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, se refería a él como 'el perro rabioso del desierto'. El gobierno norteamericano trató varias veces de derrocarlo. En agosto de 1981 la revista Newsweek dio a conocer un plan presentado por el director de la CIA al gobierno norteamericano para asesinar a Gaddafi. Días después dos aviones de guerra norteamericanos atacaron dos aviones Sukhoi libios en espacio aéreo libio. Los aviones norteamericanos habían despegado del portaviones John Kennedy, estacionado frente a las costas libias de mar mediterráneo.

En 1986 Ronald Reagan ordenó el bombardeo de las principales bases militares y edificios gubernamentales en las ciudades de Trípoli y Benghazi, en un intento por asesinar a Gaddafi e incitar la sublevación popular. Los aviones despegaron desde bases norteamericanas en Inglaterra. En el bombardeo murió una de sus hijas menores, Jana, y docenas de oficiales de su entorno más cercano. El crimen quedó impune. Libia fue rápidamente convertido en un estado paria. Durante los siguientes 10 años el coronel Gaddafi se convirtió en el Osama Bin Laden de la época. Libia fue cercada. Se le impuso un embargo comercial para forzar el derrocamiento de Gaddafi, similar al que ha padecido Cuba por mas de 50 años.

Fue acusado de ordenar la colocación de una bomba en un avión comercial Boeing 747 de la principal línea aérea de los Estados Unidos para entonces: Pan American. El avión explotó en el aire en diciembre de 1988 sobre la población de Lockerbie, Escocia. Murieron 259 personas que viajaban en el avión y 11 ciudadanos de Lockerbie. Luego de un largo proceso de negociación, en 1999 Gaddafi entregó a la justicia escocesa a los dos ciudadanos libios acusados de haber colocado los explosivos. En 1997 Nelson Mandela tuvo la valentía de visitar a Gaddafi en Trípoli, para denunciar la injusticia que se cometía contra ese pueblo por su rebeldía y su intento de decidir su propio destino. Mandela sabía por experiencia propia lo que era ser acusado de crímenes sin que existieran pruebas sobre ellos y sin derecho a la defensa. Había sido liberado de la cárcel 7 años antes, después de 27 años de prisión por su rebeldía ante el régimen discriminatorio de la población negra de Sur África por parte de una minoría blanca de origen europeo. Visitó a Gaddafi siendo el primer presidente de raza negra y el primer presidente electo democráticamente en Sur África.

Su visita fue seguida por la del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, de origen Africano. Libia aceptó cancelar 2.700 millones de dólares en compensación a familiares de víctimas de atentados terroristas de los que se acusaba a ciudadanos libios, aunque sin reconocer culpabilidad de la nación Libia. Se levantaron las sanciones internacionales que pesaban sobre el país. En el 2008 el presidente Bush deja sin efecto las sanciones unilaterales que había impuesto Estados Unidos contra Libia, retirándola de la lista de 'estados que apoyan el terrorismo'. Las transnacionales petroleras se abalanzaron sobre Libia en busca del control de los gigantescos yacimientos de su codiciado petróleo liviano. Lo mismo hicieron los perros de la guerra, ofreciendo armas, desde sofisticados aviones de combate hasta fusiles, ametralladoras y municiones. Muchos se jactaron de haber finalmente obligado a Gaddafi a ceder en sus posiciones radicales.

Ese mismo año Gaddafi recibió la visita de Condoleezza Rice, secretaria de Estado del gobierno norteamericano. Luego desfilaron por Trípoli los jefes de estado de los países que se proclaman dueños del planeta: el primer ministro británico, Tony Blair, seguido por su remplazo Gordon Bown, el presidente de Francia, Sarkozy, el presidente de Rusia, Vladimir Putin. El rey Juan Carlos de España, y Rodríguez Zapatero se humillaron ante él en el 2009 para venderle 3.500 millones de euros en armas.

Gaddafi se convirtió en una especie de vedette política en círculos internacionales. Fue invitado a participar por primera vez en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde fue recibido por el presidente Barak Obama. Fue invitado a visitar Francia, Italia y España, siempre recibido como el 'Rey de Reyes' y “el León del Sahara'.

En el 2009 fue electo Secretario General de la Unión Africana. Allí proclamó su determinación a seguir luchando por el establecimiento de la integración de los países africanos y la conformación de los Estados Unidos de África. Su discurso en este foro dejaba en evidencia que sus concepciones radicales y socialista se mantenían intactas. Los analistas internacionales de las principales empresas de comunicación concluyeron sin embargo que se trataba solo de 'retórica populista'. En su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2009, Gaddafi dejó claramente definida su posición. Acusó a Israel del asesinato de John Kennedy; abogó por la solución del conflicto Israelí-Palestino a través de un estado único. Se refirió al Consejo de Seguridad como 'el Consejo del Terror'; criticó la validez de la Asamblea General de la ONU por permitir que sus decisiones sean ignoradas por los países mas poderosos y rompió la Carta de las Naciones Unidas en el podio de los oradores. En marzo del 2010 uno de sus ocho hijos, Hanibal, fue detenido en Suiza acusado de maltrato a dos empleadas domésticas. Gaddafi suspendió la venta de petróleo y adoptó represalias económicas y comerciales adicionales contra Suiza, llamó a la guerra santa contra ese país y declaró que anhelaba que fuera 'barrido del mapa'.

La Unión Europea no se apresuró a denunciar semejante amenaza, asumiendo una posición diametralmente opuesta a la tomada contra Irán por presumiblemente aspirar lo mismo sobre el estado de Israel. Por el contrario, la UE se disculpó públicamente por haber prohibido a unos ciudadanos libios la entrada a Europa a raíz del conflicto entre Suiza y Libia.

El comportamiento de Gaddafi ha sido frecuentemente considerado excéntrico. Cuando visitó la ciudad de Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas solicitó autorización para colocar su gigantesca carpa beduina en un parque. Así se hizo. Armó su carpa en los jardines de la mansión del millonario Donald Trump. Allí conducía sus negocios y recibía visitas. Llevó además camellos, para tomar leche fresca al levantarse. Como es su costumbre, viajó acompañado de docenas de jóvenes mujeres guardaespaldas, quienes no sólo lo protegen, sino que se encargan de su cuidado y su alimentación: nunca falta ni el queso de cabra ni los dátiles. En una reunión cumbre de la Liga Árabe, Gaddafi se puso un guante blanco en su mano derecha. Explicó que trataba de evitar infecciones al estrechar la mano de otros jefes de estado que pudieran haber tenido contacto con funcionarios israelíes.

Algo similar ocurrió cuando visitó Paris, por invitación de Nicolás Sarkozy. Fue recibido como un rey. La visita concluyó con negociaciones para la venta de armas de guerra y la inversión de empresas francesas en el negocio petrolero libio.

Cuando viajó a Roma, como invitado de honor de Silvio Berlusconi, colocó su carpa en un parque en el centro de la ciudad. No llevó los camellos, sino 200 mujeres guardaespaldas que conforman varios anillos de seguridad, armadas con Kalashnikovs.

Las mujeres que custodian a Gaddafi son expertas en artes marciales, en el uso de armas de fuego y de armas blancas, en pilotear aviones, helicópteros y barcazas; son entrenadas como francotiradoras, en el manejo de explosivos y en actividades de espionaje.

Berlusconi lo honró con una cena de lujo para 800 personas, apropiada para un Rey. A pesar de las atenciones y los halagos de Berlusconi, Gaddafi fue particularmente severo con sus anfitriones italianos. Fueron demasiados los crímenes y vejaciones cometidos por Italia durante su ocupación y colonización de Libia desde 1911 hasta 1943. Cuando Berlusconi menos se lo esperaba, Gaddafi se despojó de su ropaje beduino y se vistió de militar. Junto a sus condecoraciones castrenses, se colgó del pecho una fotografía en blanco y negro de 1931. En la fotografía se encontraba, humillado y encadenado, el héroe libio Omar Al-Mukhtar, rodeado de sus captores italianos. Al-Mukhtar liderizó durante veinte años la lucha de los beduinos contra la brutal ocupación italiana.

Fue para él que se acuñó el apodo de 'el León del Desierto'. Su figura es venerada en Libia. Los fascistas italianos lo ahorcaron en público a los pocos días después de haber tomado y divulgado aquella humillante fotografía. Justo antes de morir exclamó: 'Sobreviviré a mis verdugos'.

Para entonces Italia se encontraba bajo el dominio de Benito Mussolini. Cuando le preguntaron porque llevaba esa fotografía en su pecho, Gaddafi, consciente de que el catolicismo es la fe predominante en Italia, proclamó en presencia de Berlusconi: 'Para nosotros la imagen de Al-Makhtar es tan sagrada como el crucifijo que llevan algunos de ustedes en el pecho'

En la lucha por el control del mar de petróleo liviano bajo el suelo libio, durante la segunda guerra mundial el país se convirtió en el campo de batalla entre las fuerzas nazis bajo el mando de Rommel y las fuerzas británicas bajo el mando de Montgomery. Con la derrota de Italia en la segunda guerra mundial, Libia fue repartida cual trofeo de guerra entre Inglaterra y Francia.

Las continuas luchas de los beduinos por su independencia condujeron a que en 1951 se declarara una monarquía bajo el rey Idris, una marioneta al servicio de los europeos. Para el momento de su independencia Libia no tenia escuelas y contaba con sólo 16 graduados universitarios, formados en el extranjero. La administración continuó así en manos de ingleses, franceses e italianos. Todo cambió con la llegada de Gaddafi al poder en 1969.

Los honores y halagos de que era objeto Gaddafi por parte de los jefes de estado de Europa hasta finales del 2010 cambiaron súbitamente.

Sanguinario, loco, tirano, demente, autócrata, asesino, corrupto, psicópata, perro rabioso. Estos y muchos otros adjetivos son usados hoy contra Gaddafi. Los medios de comunicación de todo el mundo, salvo algunas excepciones, se han ensañado contra su figura. El objetivo parece ser destruirlo ante la opinión pública internacional. Algo similar le ocurrió a Saddam Hussein justo ante de la invasión de Irak por parte de fuerzas militares norteamericanas y británicas en el 2003.

Al mimo tiempo, se teje una red de 'legalidad' para invadir Libia y deponer al déspota. En la ONU se toma la decisión de expulsar a Libia del Consejo de Derechos Humanos, mientras que la Corte Penal Internacional declara que actuará con agilidad para condenarlo.

En paralelo se estimula y apoya a movimientos opositores a Gaddafi para incitar a la rebelión interna, con el propósito de generar un estado de violencia y caos que contribuya a justificar la intervención de las grandes potencias para “pacificar al país y proteger los derechos humanos de sus ciudadanos”.

El objetivo es claro: invadir Libia, deponer a Gaddafi, tomar control de su codiciada riqueza de petróleo liviano, tal y como ocurrió con Irak y como trató infructuosamente de hacerse en Venezuela en el 20o2. Tal y como trata de hacerse con Irán y como años atrás se concretó en Arabia Saudita, Kuwait, Katar y los Emiratos Árabes. Las siguientes presas serán Algeria, Venezuela e Irán.

El Gadafi que hoy todos condenan fue recibido y halagado como un gran estadista en la Cumbre del G8 en Italia, invitado por el presidente Barack Obama. Hace sólo unos meses se abrazaba con Sarkozy en Paris, con Tony Blair en Trípoli y con Berlusconi en Roma.
Que ocurrió para justificar este cambio tan radical contra Gaddafi?

El despertar del pueblo árabe


Protestas populares por el aumento en el precio de los alimentos y la pobreza generalizada derrocó en pocos días a Ben Alí en Túnez.
Irónicamente, sólo semanas antes Túnez había sido señalado por Hillary Clinton como el modelo de democracia a seguir en el medio oriente.

Las protestas se extendieron de inmediato a Egipto, concluyendo con la remoción del poder de Hosni Mubarak, un dictador apoyado por Estados Unidos durante 30 años. Mubarak recibía de Estados Unidos mas de 3.000 millones de dólares anuales, la cooperación mas alta proveniente de Washington después de la otorgada a su principal aliado de la región:
Israel.

Las protestas en Egipto fueron también inicialmente motivadas por aumentos en los precios de los alimentos, los insoportables niveles de pobreza en que se encuentra la mayor parte de la población, la creciente indignación ante la descarada confabulación de Mubarak con el gobierno de Israel en su criminal opresión al pueblo palestino, la falta de libertades fundamentales y los grotescos niveles de corrupción. La fortuna de Hosni Mubarak se estima en 70.000 millones de dólares. Mientras el 40% de los 80 millones de egipcios viven con menos de dos dólares al día. Egipto mantuvo una suspensión de los derechos fundamentales de la población durante todo el período de dominación de Mubarak, a través de una Ley de Emergencia, con el consentimiento y apoyo de Estados Unidos.

Las analogías que se han querido trazar entre las revueltas en Libia con las de Túnez y Egipto lucen ficticias. En Libia se canalizaron enormes
inversiones petroleras para financiar servicios públicos y gratuitos de salud, educación y vivienda. Se ha promovido el desarrollo económico y se han reducido sustancialmente las desigualdades sociales. El índice de desarrollo humano es el más alto de África. Los índices de desempleo son tan bajos que se ha tenido que facilitar la entrada de cientos de miles de trabajadores de otros países: Egipto, Túnez, China, Pakistán.

El consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional [FMI] elogió recientemente a Libia por su “ambicioso programa de reformas” y su “fuerte rendimiento macroeconómico y el progreso en el realce del papel del sector privado”.

En marzo del 2007 Anthony Gidden, asesor de Tony Blair, publicó un artículo en The Guardian en el que afirma: “Gadafi parece ser genuinamente popular. Libia será en dos o tres décadas una Noruega del norte de África: próspera, igualitaria y progresista” A diferencia de Túnez o Egipto, Libia es una potencia petrolera. Produce 2 millones de barriles de petróleo liviano cada día, y su producción puede al menos duplicarse. Sin embargo, una buena parte de sus 6 millones de habitantes aún se mantiene en la pobreza.

Gaddafi ha sido criticado por haber fomentado el regreso de empresas petroleras europeas y su creciente participación el la actividad petrolera y gasífera. La mayoría de estas empresas operan desde Benghazi desde donde, coincidentemente, se formó el núcleo de la rebelión contra Gaddafi.

También se le ha criticado por haber contribuido, desde su posición como secretario general de la Unión Africana, a la consolidación de un acuerdo con la NATO para ampliar sus operaciones militares en Sudan, Somalia y Etiopía. Ha venido promoviendo también un tratado de cooperación militar entre la NATO y la Unión Africana. Organizaciones radicales dentro y fuera de Libia consideran tales actitudes como traición.

A la cabeza de la insurrección se encuentra el Frente Nacional para la Salvación de Libia [NFSL por sus siglas en inglés]. Sus líderes son sistemáticamente presentados como los chicos buenos, en una lucha desigual contra la opresión y la barbarie. Poco se destaca que el FNSL se creo en 1981 en Sudan, bajo la protección del coronel Nimieri, un déspota apoyado por Estados Unidos que gobernó ese desdichado país desde el 77 hasta el 85.

El FNSL realizó su 'congreso nacional' en los Estados Unidos en el 2007, con el patrocinio de la NED. A la cabeza se encuentra Ibrahim Sahad, quien realiza acusaciones de toda índole contra el 'régimen despótico' de Gaddafi, casi siempre sin ofrecer prueba alguna al respecto y sin que los entrevistadores o editores se las soliciten. Sin embargo, sus planteamientos son transmitidos por las principales agencias de información de todo el mundo como si fuesen ciertas. La misma realidad virtual se divulga como cierta por internet, facebook, twitter.

Significativo es también que los rebeldes de Benghazi hayan bajado la bandera verde de la república de Libia y elevado en su lugar la bandera de tres franjas, roja, blanca y negra, que se usaba durante la monarquía del rey Idris, impuesta por Europa en 1951. También ha surgido de la nada un presunto Príncipe Senussi, 'heredero de la corona'.

Fue el rey Idris quien entregó la soberanía nacional al permitir el uso irrestricto de aire, mar y tierra por parte de fuerzas militares británicas. Fue el rey Idris quien firmó el acuerdo para que los Estados Unidos establecieran y administraran sin restricciones la base militar más grande de África: Wheelus Air Base, cerca de Trípoli. El rey Idris firmó además un convenio para exonerar a Italia de todos los daños que pudieran imputársele como consecuencia de los 30 años de brutal colonización, permitiendo además que la comunidad italiana en Trípoli conservara todos sus propiedades, negocios y privilegios.


Pero la legitimidad o veracidad de los señalamientos contra Gaddafi parecen irrelevantes. Sirven sólo de fachada para alcanzar el objetivo estratégico deseado: la ocupación de Libia.

Paul Wolfowitz, quien sirviera como subsecretario de defensa de los Estados Unidos y como presidente del Banco Mundial, arquitecto de la guerra de Irak, publicó una carta abierta al presidente Obama incitándole a convertir a Libia en 'un protectorado bajo el control de la OTAN', en nombre de la 'comunidad internacional'.

En su editorial del 23 de Febrero 2011, el Wall Street Journal, vocero de los intereses comerciales de los Estados Unidos, sentencia: 'Estados Unidos y Europa deben ayudar a los libios a derrocar el régimen de Gaddafi'. Simultáneamente, se moviliza al mar territorial libio una flota de guerra norteamericana, mientras en Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional se concreta apresuradamente el marco legal que justifique la minvasión.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el 25 de Febrero del 2011 una resolución para que se investiguen los posibles crímenes contra la humanidad que pudiera haber cometido Muammar Gaddafi. Pero, sin que tal investigación haya comenzado, ya Gaddafi ha sido condenado.

Es no sólo irónico, sino hipócrita, que haya sido justamente los Estados Unidos quienes hayan promovido la moción para que la ONU eleve el caso de Libia ante la Corte Penal Internacional. Estados Unidos nunca ha reconocido la jurisdicción de dicha corte. Se opuso además a su creación en 1998, junto con Israel, Irak y Libia. Tales contradicciones parecen pasar desapercibidas para los medios transnacionales de la información.

El comandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, ya había señalado hace un par de años que Libia estaba en la lista oficial del Pentágono para ser dominada después de Irak, junto con Siria y la joya de la corona: Irán.

Si se concreta lo que Fidel Castro ha llamado 'La guerra inevitable de la OTAN', se desatará un movimiento de resistencia por todo el mundo Árabe que haga realidad las últimas palabras del León del Desierto: 'Sobreviviré a mis verdugos'.